lunes, 16 de septiembre de 2013

MUCHAS FORMAS DE ENFRENTAR EL ESTRÉS

Existen infinidad de estilos y formar de hacerle frente a una situación que nos estresa. En este artículo hablaré de algunas de las más conocidas, ¿con cuál te identificas?

Cuando José, un joven de 19 años, se dio cuenta que su cuarto se estaba incendiando, inmediatamente y sin pensarlo intentó extinguirlo. Su hermano gemelo, Carlos, en cambio se aterró y salió corriendo.
Unos días antes, ante una discusión acalorada de sus padres, en plena cena, José les pidió a sus progenitores un poco de cordura y no continuar la pelea, en cambio Carlos hizo mofa de la situación.
En estos ejemplos, existen diversas formas de enfrentar situaciones que pueden causar y provocar estrés. Quizás, algunas son más eficaces que otras, pero todas tienen algo en común: son formas de afrontamiento.
Se pueden definir como los esfuerzos, mentales y de conducta para hacer frente al estrés. Y tú seguramente, estarás preguntándote, ¿cuál es el mejor estilo de afrontamiento? Y sinceramente, la respuesta es que no hay sola forma que se pueda considerar la mejor. Dependerá de la situación.
Teresa, es una mujer ejecutiva de 38 años de una compañía de relaciones públicas. Cada año durante el mes de abril, aumenta su carga de trabajo. El primer año, se la pasaba tomando café todo el día y trabajando sin tregua. El segundo año, sufrió de una colitis.
Al parecer, no contar con una serie de estrategias de afrontamiento frente al estrés, predispone a sufrir los embates. Aunque todos somos expertos en al menos una estrategia, no es suficiente.

Algunas estrategias
Cuando a Martha, una profesora de 40 años, le llegaron los rumores de que su esposo la engañaba, decidió hacer caso omiso de la forma en que su madre, Elena, lo resolvió: callarse. Ella en cambio comentó con su esposo los rumores.
A esta forma de afrontamiento se le llama confrontación e implica una serie de acciones para buscar una solución de una forma activa.
Alfonso, un estudiante de licenciatura en economía, no había estudiado para un examen de fin de semestre. En lugar de estar constantemente castigándose e imaginando un resultado de consecuencias desastrosas, decidió realizar sus actividades cotidianas evitando pensar en los resultados. En este caso, él usó el distanciamiento.
 Marcela, una actriz de televisión había tenido una fuerte discusión con una periodista a causa de algunas notas periodísticas que ésta había publicado. Unos meses después, coincidió con ella en un restaurante de lujo. Con mucha discreción, decidió marcharse del lugar. Marcela hizo uso de la huída evitación.
Hay quienes hacen uso del autocontrol. Por ejemplo, Mariano, un orador que sufría taquicardia antes de subir al estrado emprendió con ayuda profesional, un entrenamiento de relajación que le permitió tener un mejor desempeño y sentirse más cómodo. Aquí viene implicado otro recurso muy importante: buscar apoyo social.
Según Lazarus y Flockman existen dos formas de afrontamiento: dirigido al problema o a las emociones.
Guillermo, un estudiante de preparatoria y aspirante a ingresar a la universidad en una licenciatura muy demandada, y que había tenido un desempeño académico regular, decidió prepararse de una manera sistemática para el examen de admisión. En este caso, él afrontó la situación dirigiéndose al problema, el examen.
Seguramente tú, recuerdas muchos otros casos en los que te has enfrentado directamente al problema.
El afrontamiento dirigido a las emociones es aquél en el que se usan estrategias para minimizar y reducir las sensaciones y emociones incómodas frente a alguna situación determinada. No va directo al problema, sino a las reacciones. Por ejemplo, realizar unas respiraciones durante un examen muy demandante, tranquilizarnos después de una discusión con el jefe, etcétera.
¿Y cuál es de las dos la mejor? Depende de la situación.